Eventualmente decidirás que el celular o la computadora con la que estás leyendo este artículo debe pasar a mejor vida y con esta decisión, ese dispositivo se convierte en chatarra electrónica. En México generamos 1.1 millones de toneladas de chatarra electrónica durante el 2016. Para hacernos una idea de lo que significa esta cantidad: la estructura de concreto del estadio azteca pesa alrededor de 100,000 toneladas, por lo tanto, el tamaño de nuestra basura electrónica equivale a más o menos 10 veces el peso del colosal de Santa Úrsula.
Si consultamos el término “chatarra electrónica” en el buscador salen diversos artículos sobre el tema. Desde los lugares para ir a dejar tus residuos electrónicos hasta los “peligros” que corres al almacenar tus aparatos viejos. Aún existe mucha desinformación con respecto a este tema, algo que impide que las y los consumidores entendamos el problema y tomemos acción para solucionarlo. Por esa razón, en este artículo explicamos a qué se refiere el término basura electrónica y por qué se ha vuelto un problema para México.
Basura electrónica: desde el refrigerador hasta el juguete infantil
Cuando como consumidores decidimos dejar de utilizar nuestros dispositivos, éstos se convierten en Residuos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), comúnmente conocidos como basura o chatarra electrónica. Las razones por las que dejamos de usar los electrónicos son diversas: se descompusieron y no tenemos la intención de repararlos, tienen algún defecto, les falta alguna parte que impide su correcta funcionalidad o simplemente decidimos comprar uno nuevo.
La chatarra electrónica se compone por todos los aparatos que para funcionar necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos y que fueron desechados por el usuario. Por lo tanto, dentro de este tipo de residuos encontramos desde el refrigerador y lavadora hasta la consola de videojuegos y el juguete con pilas. La Unión Europea divide a la chatarra electrónica en seis categorías (ver figura 1).
En México estamos un poco atrasados en este tema, tanto que nuestra definición no es compatible con lo que el mundo entiende por basura electrónica. Tampoco tenemos una clasificación oficial (ver figura 2) y no generamos estadísticas sobre basura electrónica. Existen algunas estimaciones sobre la cantidad total y se calcula que las categorías más desechadas son televisores, electrodomésticos y celulares.
¿Por qué es un problema esto de la basura electrónica?
Hay tres aspectos que diferencian a la basura electrónica con el resto de residuos:
Además de que generamos mucha basura electrónica, no tenemos un mecanismo público para recolectarla, almacenarla y reciclarla. Existe una ley conocida como Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) que regula los residuos, incluidos los electrónicos, y que establece que son los estados, municipios, empresas e importadores los responsables de la basura electrónica, pero no se especifica el cómo y el qué pasa en caso de incumplimiento. Como consecuencia, los estados y tampoco las empresas tienen un papel proactivo en la solución de este problema.
La mayor parte de la recolección y desembalaje en nuestro país la realiza el sector informal, donde los trabajos son mal pagados y bajo condiciones bastante precarias. Este sector realiza la chamba pesada que es recolectar y separar para después vender las materias primas a las empresas del sector de electrónicos y otros. Bajo ese funcionamiento, las empresas se evitan contratar trabajadores e invertir en infraestructura para recolectar la basura electrónica.
¿Cómo nos afecta como consumidores la chatarra electrónica?
Se estima que el 40% de la basura electrónica permanece almacenada en casas o bodegas. Tal vez en algunas familias es común seguir teniendo la tele arrumbada en el cuarto aunque ya no sirva, o tener una caja por años y años llena de pilas, celulares de ladrillo, discos de 3 1/2, secadoras y demás aparatos.
Al no tener una política de reciclaje de electrónicos, las y los consumidores nos las tenemos que ingeniar para entregar nuestra basura electrónica. El éxito de las camionetas de “Se compra colchones, refrigeradores, estufas, lavadoras … o algo de fierro viejo que venda” no sólo se debe a su grabación sino también a que son la solución más cómoda para desechar nuestros electrónicos, pero con la que tal vez estamos financiando un mercado laboral precario.
Consumir y consumir electrónicos sin hacernos cargo de desechar los viejos de manera adecuada es y será un problema grave en términos ambientales y económicos. Ante este problema ya hay acciones muy concretas tanto de gobiernos como empresas. Por un lado, la Unión Europea cuenta con uno de los sistemas de monitoreo de RAEE más completos del mundo. Por el otro, Apple está construyendo robots especialistas en separar y reciclar sus iPhones.
Para nuestro país, la era del reciclaje de electrónicos no está muy lejos. Prueba de ello es el lanzamiento de esta aplicación móvil «Reciclatrónicos» la cual fue desarrollada por Tec-Check y financiada por la cooperación alemana (GIZ), con la cual, las y los consumidores en México podrán encontrar su centro de acopio más cercano e informarse sobre un consumo sustentable de electrónicos.
Fuentes: