La época en la que un refrigerador o lavadora duraban para toda la vida se acabó. Hoy la mayoría de nosotros seguramente hemos tenido más de un electrodoméstico y si de celulares o computadoras hablamos, el número muy probablemente se puede extender a más de 2. Esto está relacionado con un concepto conocido como el ciclo de vida de los electrónicos.
Cada vez estamos más acostumbrados a comprar que a reparar. Los fabricantes podrían tener la motivación a producir electrónicos con materiales no resistentes, a descontinuar los dispositivos por medio de las actualizaciones del software o a complicar la vida de las y los consumidores si de servicios de reparación se trata. El problema principal de la corta duración del uso de vida útil de los electrónicos radica en la escasez de los recursos. En agosto de 2016 se reconoció que comenzamos a utilizar más de la naturaleza de lo que nuestro planeta puede renovar en todo el año, y de seguir así, estaríamos poniendo en riesgo no sólo la posibilidad de satisfacer nuestras necesidades sino también las de las próximas generaciones.
En algún momento, todos lo electrónicos terminan su vida útil y pasan a ser obsoletos. La obsolescencia se refiere a la condición de no usarlo más. Esta condición puede llegar por razones objetivas, por ejemplo, el producto se dañó y éste ya no puede ser reparado o su costo de reparación es mayor que su costo de compra o por razones subjetivas, que son cuando las personas simplemente decidimos dejar de usarlos. Muchas veces tomamos esta decisión porque vamos a comprar un celular con la última funcionalidad anunciada. Por lo tanto, un producto deja de ser útil no sólo por razones ligadas a su funcionamiento sino también por decisiones de las y los consumidores influenciadas por la mercadotecnia.
Como consumidores no podemos hacer que los aparatos sean producidos con diseños más sustentables, pero lo que sí podemos hacer es extender el periodo de vida útil de nuestros dispositivos electrónicos. Somos nosotros – y no los fabricantes – los que decidimos cuando un producto definitivamente ya pasó a mejor vida.
¿Qué es el ciclo de vida?
El ciclo de vida de un producto es la duración que ocurre desde que el producto es diseñado hasta que se convierte en residuo, pasando por un proceso de disposición en el que se recuperan los materiales que sirven para producir otros productos y se tratan los materiales no servibles y tóxicos que lo componen para que no dañen al ambiente.
El ciclo de vida depende no sólo de la calidad con la que fueron producidos los dispositivos sino también del uso y mantenimiento que se les da. Por lo tanto, este periodo varía dependiendo de dónde fueron fabricados, los de las técnicas de producción, materiales, así como del comportamiento y costumbre sobre el uso de un electrónico relativo a cada sociedad.
Para conocer el ciclo de vida de los electrónicos, se llevan a cabo investigaciones en donde se analizan aspectos como los materiales de producción, los servicios de reparación que ofrecen las marcas, los hábitos de uso de las y los consumidores, la frecuencia con la que se actualiza el software, entre otros aspectos.
En México no contamos con estudios sobre el ciclo de vida de los electrónicos, a pesar de que este tipo de productos no son cualquier cosa para nuestra economía: somos el primer país productor de televisiones de plasma y uno de los principales consumidores de celulares en América Latina.
A partir de los datos de otros países, podemos darnos más o menos una idea de los ciclos de vida de diferentes dispositivos electrónicos (ver tabla 1 y figura 1). Por ejemplo, un smartphone alcanza su etapa de vida útil a los 2.5 años, mientras que una lavadora o televisión tienen una duración útil de entre 5 y 7 años de vida y un refrigerador debe durar por lo menos 10 años.
¿Cómo alargar el ciclo de vida de los electrónicos?
Las estrategias para alargar la vida útil de un producto se resumen en tres:
- Simplemente usando el producto por más tiempo y evitar caer en la tentación de comprar el último lanzamiento.
- Actualizarlo constantemente y darle mantenimiento
- Repararlo o reacondicionarlo en caso de daño
Con la primera estrategia se ataca la obsolescencia subjetiva. Otra forma de evitar que el producto deje de ser útil subjetivamente es convirtiéndolo útil para alguien más, es decir, regalándolo o vendiéndolo en el mercado de segunda mano.
Con respecto a la actualización constante, es importante considerar que a veces los fabricantes pueden inducir a que el rendimiento del equipo disminuya por medio de la misma actualización del software (por ejemplo, como ocurrió con la batería de los iPhone). Sin embargo, la actualización está pensada para añadir funcionalidades, corregir detalles y optimizar los sistemas.
Desgraciadamente, la reparación o reacondicionamiento son estrategias que no dependen al 100% de las y los consumidores. La Unión Europea y Estados Unidos han puesto mucho énfasis en el derecho a la reparación, obligando a los fabricantes a compartir sus manuales de fabricación y a distribuir las refacciones con el fin de que especialistas o reparadores independientes tengan más información y herramientas para reparar los electrónicos. En México todavía estamos muy lejos de este tipo de derechos en pro de la sustentabilidad.
Economía circular: la estrategia en camino a la sustentabilidad
En una economía circular, el valor de los materiales se mantiene el mayor tiempo posible. Se trata de un modelo donde los nuevos productos se producen a partir de los materiales que fueron reciclados. Por lo tanto, se cierra la brecha entre producción y consumo y se busca desperdiciar la menor cantidad de recursos.
El reciclaje es un proceso clave en la economía circular y en el caso de los electrónicos, su reciclaje todavía es un gran reto para México. A diferencia de lo que ocurre con el PET, las y los consumidores todavía no estamos acostumbrados a entregar nuestros electrónicos. Por el contrario, tirarlos a la basura o entregarlos a las camionetas de recolección de fierro viejo siguen siendo costumbres muy arraigadas en nuestro país.
En el mundo se está buscando que la industria de electrónicos transite a un modelo más circular. Para alcanzar eso, es fundamental que las y los consumidores tomemos consciencia de la responsabilidad que tenemos, la cual es prolongar la etapa de vida útil de nuestros electrónicos.